
Siempre nos gusta probar coches porque para eso estamos metidos en esto. Otras veces nos morimos por echar las manos a ciertos modelos en concreto. Este segundo caso es el que te traigo hoy: la prueba del Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio.
Una berlina deportiva italiana en su máxima expresión. Es un coche que no se parece a nada que hayamos cogido últimamente y eso le convierte en una especie en peligro de extinción a la que hay que mirar con cariño, tratar con delicadeza y conducir con pasión.
Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio: puro diseño Alfa
Durante mucho tiempo no entendía por qué Alfa Romeo es una marca que tuviera tantos fanáticos. No me parecía una marca con nada especial. Hacía coches bonitos, sí, pero por norma general no destacaba demasiado en nada, ni por calidades, ni por prestaciones espectaculares. Luego lo fui comprendiendo.
Con el paso de los años vi qué hacía a aficionados al motor o simplemente conductores confertirse en 'alfistas'. Luego no me extrañó nada cuando Alfa Romeo se atrevió a lanzar el Giulia Quadrifoglio. Un coche con todo el sentido... para Alfa y los alfistas.
Cogiendo como punto de partida una de las berlinas medias más bonitas del mercado, por no decir la que a mí me parece sin duda la mejor resuelta a nivel estético, el Giulia, Alfa Romeo decidió crear una obra maestra de la dinámica antes de que la electrificación pase el rastrillo.
La plataforma de este coche nació por un ya lejano 2016 (¡Madre mía! Lo que ha llovido, metafórica y literalmente) y al diseño italiano de líneas puras y delicadas como buen traje de alta costura del país de la bota se añadieron una serie de retoques tan estéticos como funcionales para hacer del Giulia Quadrifoglio una de las creaciones más exquisitas que hemos podido probar.
En la parte delantera, al ya muy afilado frontal del Giulia se añaden algunos detalles que lo hacen aún más agresivo: capó con un punto más de músculo y dos grandes salidas de aire funcionales para ventilar el capó, paragolpes con aberturas más marcadas y un splitter inferior de fibra de carbono.
De fibra de carbono también son las taloneras laterales que destacan en el perfil lateral, acompañando a unas llantas de 19 pulgadas que no pueden ser más Alfa y terminadas en un color gris oscuro que le dan el toque siniestro. Detras de los pasos de rueda delanteros hay unas nuevas salidas de aire, mientras que los pasos de rueda no se han marcado más. Sí se ha incrementado el ancho de vías, dejando un coche que parece mucho más lleno.
En la zaga se nos cae con sutileza la línea del techo hasta llegar al portón del maletero que es proporcionalmente alto, y se acentúa aún más con un alerón de doble altura de fibra de carbono pegado al final del portón.
Por la parte baja de la retaguardia viene la artillería. El paragolpes ahora encierra un difusor integrado masivo y también realizado en fibra de carbono que parece tirarse a morder el suelo, y que en sus extremos laterales abraza cuatro grandes salidas de escape que opcionalmente como en este caso pueden ir fabricadas por Akrapovic.
Una delicia V6 de 519 CV
Aunque echo de menos algo más de fibra de carbono en algunos elementos como pueden ser la calandra o las cubiertas de los retrovisores, también hay más de este material en algunos puntos que no se ven. Concretamente en el capó, donde se ha utilizado para aligerar peso en zonas altas y bajar el centro de gravedad.
Es precisamente bajo el capó donde habita el gran protagonista de esta película, y es que este Alfa es al que algunos tildan como el Alfa Romeo con motor de Ferrari. Eso es verdad, aunque una verdad a medias solamente. Te cuento por qué.
Cuando Alfa Romeo decidió sacar el Giulia Quadrifoglio se dio cuenta de un pequeño detalle: no tenían un motor acorde al proyecto. En realidad no tenían ni motor ni tiempo para desarrollar uno partiendo de cero, así que cogieron el teléfono llamaron a sus amigos de Ferrari para que les prestasen a alguien.
El encargado de acudir en auxilio fue Gianluca Pivetti, responsable de motores de gasolina de Ferrari. Pivetti cogió el F154, el 4.0 V8 biturbo utilizado en coches como el California T, y se lo trajo a Alfa Romeo. Problema solucionado; problema creado.
Este motor era demasiado grande, así que había que hacer algo. El italiano dio muchas vueltas hasta encontrar la solución: seccionar dos cilindros al V8 pasando a convertirlo en un atípico 2.9 V6 a 90º con doble turbo. Pocos, poquitos coches hay con esta configuración.
Tras la adaptación el Giulia da una cifra máxima de 519 CV a 6.500 rpm y 600 Nm a 2.500 rpm, cifras espectaculares para una berlina de 1.810 kg de peso que hacen que sea un coche tremendamente dinámico. En esta generación se consigue más potencia: de 510 a 519 CV.
El motor me ha parecido un bloque luces y sombras, teniendo en cuenta que sin sombras no podríamos valorar las luces. Una imperfección que lo hace perfecto. Lejos de ser un motor omnipresente, es un propulsor elástico que en la zona baja del cuentavueltas necesita de la entrega de los turbos para lanzarse. Una vez en marcha tenemos el máximo par motor disponible desde muy bajas vueltas y a partir de la zona media progresa con rabia hasta el corte.
Y digo bien hasta el corte porque este bloque va mucho más allá de donde declara su potencia máxima. A 6.500 rpm en cualquier velocidad ya estaremos yendo realmente rápido, pero si queremos apurar aún más la caja de cambios (en modo manual) aguantará hasta que la aguja sobrepase las 7.000 rpm y llegando al corte sin saltar a la siguiente velocidad.
Un juego adictivo el de sentirse conectado brutalmente a un coche que deja que el conductor sea el que decida a través de las decisiones sobre los pedales, el volante y las enormes levas de aluminio fijadas a la columna de la dirección.
Cuenta con los tres modos de conducción típicos del Giulia (a, n y d) y al que se añade un cuarto modo de conducción que en este caso se llama RACE para que no haya lugar a ningún tipo de dudas. Es el modo más prestacional y lleva la configuración del Giulia Quadrifoglio a su extremo.
Las suspensiones pilotadas Alfa Active se endurecen al máximo, el tacto de la suspensión se vuelve preciso y directo, la respuesta del gas es inmediata y los cambios de marcha acortan las costuras entre relaciones. El Giulia pasa de ser una berlina confortable a una máquina capaz de rodar en 7:32 en Nürburgring cuando salió en 2016. Tiempazo tan rápido como el Ferrari 458.
Con esos argumentos poco más se puede puede decir sobre un chasis que te obliga a sentirte partícipe de lo que ocurre bajo las ruedas. Es un coche tremendamente comunicativo en el que hay poco aislamiento del conductor. La dirección te permite saber qué ocurre cada momento sobre las ruedas delanteras... y las traseras.
Porque amigo, este Giulia Quadrifoglio se mueve gracias a una caja de cambios automática de ocho relaciones por convertidor de par que envía la fuerza exclusivamente a las ruedas traseras. Un coche que ahora cuenta de serie con un diferencial trasero autoblocante de serie que hace que su comportamiento subvirador gamberro, que redondea las curvas a base de caderazos previsibles.
La caja de cambios de ZF (similar a la de algunos BMW) me ha gustado en los modos más de diario, es suave y precisa cuando debe serlo, pero quizá sea un poco lenta en algunas circunstancias rodando rápido o la forma en la que lanza al coche desde muy baja velocidad, empañando un pelín el rendimiento del motor. Este coche con una transmisión manual... pfffff, sería increíble.
Interior centrado en el conductor y hasta arriba de fibra de carbono
En el interior tenemos un puesto de conducción muy emocional. En líneas generales y salvo por pocos detalles es exactamente el mismo interior con el que contábamos antes, con diseño clásico y uno de los mejores puestos de conducción del mercado, sin duda.
El volante es increíble. Es un volante tirando a pequeño con el aro tirando a grueso forrado en piel perforada y que solo recurre a la Alcantara en unas pequeñas inserciones a las 3 y a las 9 en la parte interior. Está ligeramente achatado por la parte inferior y tiene un botón dedicado para el arranque bajo el radio izquierdo.
El tacto es magnífico, pero sobre todo es el detalles de incluir unas levas para la caja de cambios de tamaño XXL y fabricadas en aluminio. Por tacto y funcionamiento son top, mucho mejores que las de berlinas deportivas de marcas que se presuponen más premium.
Por detrás del volante tenemos una pantalla de 12,3 pulgadas con cuatro modos de visualización pero que realmente simula la mayor parte del tiempo ser un cuadro analógico, así que no es una gran revolución y al mismo tiempo es un acierto atemporal por parte de Alfa Romeo.
Se ve muy bien en cualquier condición y no desentona dentro del diseño del parasol de doble visera. La información es correcta, sin perderse en menús innecesarios y práctica cuando debe serlo.
La pantalla del sistema de infoentretenimiento por su parte sí parece un poco añeja. Es una pantalla pequeña integrada dentro del salpicadero, con un interfaz que peca de ser lento y conectividad limitada. Aunque se supone que tiene Android Auto y Apple CarPlay inalámbricos, no fue capaz de conectarlos.
A cambio nos encontramos con unos mandos de la climatización físicos en la parte inferior y algunos mandos extra más en la consola central. En general me ha parecido un interior bien resuelto, con margen de mejora y un punto diferencial: la fibra de carbono en crudo que le da una pizca de deportividad y elegancia.
En cuanto a espacio es un coche correcto en las plazas delanteras con asientos de corte deportivo cómodos, lejos de ser unos tipo semibáquet. Cuentan con regulaciones eléctricas y calefacción. Climatización no.
En la banqueta trasera tenemos un par de asientos (es cuatro plazas) hundidos, que tiden a estar bajos y que aprovechan esto para ofrecer un poco de apoyo lateral. El espacio está bien, no destaca por el espacio longitudinal pero hay más sitio para la cabeza del que parece.
Sobre el maletero tenemos un espacio de 480 litros, que está muy bien. La contra es que el portón deja muy espacio de carga justito que nos hará algo de puñeta para cargar objetos voluminosos como un carrito de un bebé.
Equipamiento correcto, consumo alto, y muchas emociones
En cuanto al equipamiento que trae de serie tenemos un coche completo, aunque sin alardes. No hay grandes paquetes de equipamiento por los que haya que pagar para desplegar todo el potencial del coche como pasa en otras marcas. El diferencial trasero autoblocante, las suspensiones electrónicas, el modo de conducción RACE, las ayudas a la conducción... todo es de serie.
A cambio, tenemos un coche que es caro y al mismo tiempo es barato. Con un precio de 107.450 euros no es precisamente una berlina al alcance de todos, pero sí es más asequible que un Audi RS4, un BMW M3 o un Mercedes-AMG C 63. Y eso sin contar los paquetes opcionales.
En cuanto al consumo hablamos de un coche que homologa 10,1 litros a los 100 km, que no está mal. Lo consigue con un modo a en el que el motor puede desconectar tres cilindros y usar la función start/stop para rebajar la sed. En realidad esta cifra se nos ha quedado en casi 14 litros a los 100 km, y no le hemos pisado demasiado.
Deberías felicitarme porque lo de no pisar a este coche tiene mérito. Es un coche que transmite, que te pide, que se insinúa para que le pises y él se encarga de responderte. Que sí, que consumirá mucho, o no será práctico en algunas circunstancias, pero qué más da eso cuando tienes un coche que es pura adrenalina con cuatro plazas.
Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio 2025 - Ficha técnica
7,3
A favor
- Motor sobresaliente
- Chasis muy bien afinado
- Sonido exquisito
- Diseño muy Alfa
En contra
- Precio alto
- Algunas calidades interiores
- Apertura justa del maletero
- Conectividad
Es un clásico. Eso es así y no podemos hacer nada por evitarlo. Tampoco queremos evitarlo. El Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio es y será un coche recordado por ser una de esas máquinas que nos reconquistan el corazón.
Ni un ápice de SUV ni de electrificación para un coche que nación para ser disfrutado en todos sus sentidos, con un chasis de tacto delicioso que hace brillar un motor potente y una entrega de potencia excitante.
Está claro que no es un coche barato, ni pretende serlo tampoco. Lo que hace especial a este Alfa Romeo es que ya es un vehículo codiciado porque te conecta con la auténtica deportividad de las berlinas prestacionales. Algo que Alfa sabe bordar.
Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio 2025 - Ficha técnica
Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio |
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Motor |
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TIPO |
Seis cilindros en uve, turbo |
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CILINDRADA |
2.891 cc |
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POTENCIA MÁXIMA |
519 CV a 6.500 rpm |
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PAR MÁXIMO |
600 Nm a 2.500 rpm |
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TRANSMISIÓN |
Automática de ocho relaciones |
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TRACCIÓN |
Trasera |
dimensiones |
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LARGO |
4.639 mm |
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ANCHO |
1.874 mm |
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ALTO |
1.433 mm |
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BATALLA |
2.820 mm |
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PESO |
1.810 kg |
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CAPACIDAD MALETERO |
480 litros |
Prestaciones y consumos |
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0-100 KM/H |
3,9 segundos |
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VELOCIDAD MÁXIMA |
308 km/h |
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CONSUMO HOMOLOGADO |
10,1 l/100 km |
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CONSUMO MEDIO PRUEBA |
13,8 l/100 km |
precio |
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107.450 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Alfa Romeo. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.